
Seguramente, la descripción de fenómeno paranormal es conocida por la mayoría de las personas. Etimológicamente, el prefijo “para” significa al margen o contrario. Por lo tanto, podríamos decir que los fenómenos paranormales son sucesos que están al margen de lo catalogado como normal o en contra de lo que se considera normal.
Pero, ¿qué sucesos podríamos catalogar como paranormales? Para que un suceso pueda ser considerado paranormal, debe cumplir 3 premisas fundamentales:
- No ha sido explicado en términos de la ciencia actual.
- Se podría explicar mediante una amplia revisión de los principios de base de la ciencia.
- No es compatible con la norma de las percepciones, de las creencias y de las expectativas referentes a la realidad.
Teóricamente, podríamos decir que estas tres premisas son fáciles de cumplir para la catalogación de los sucesos como paranormales; pero en la práctica no lo es.
Certificar un fenómeno como paranormal es mucho más complicado de lo que a priori parece; y esa función debemos dejársela a la comunidad científica. Sólo ellos, a través de sus diferentes ramas, podrán asegurar que, tal suceso, no tiene explicación científica. Por ello, y para no ser pretenciosos, el objetivo primordial sería poder llegar a catalogarlo como “posible fenómeno paranormal”. De esta forma, dejamos la puerta abierta a que el suceso pueda ser explicado por la ciencia que desconocemos.
Antes todo, para poder analizar un supuesto fenómeno paranormal, hay que evadirse de todo tipo de creencias, sensaciones y percepciones. Las creencias nos conducen inevitablemente, a una realidad subjetiva; basar el análisis a la creencia que tal cosa produce el fenómeno es totalmente erróneo ya que, si lo catalogásemos de paranormal, será porque se desconoce su origen. Por otro lado, las sensaciones y percepciones no son medibles o cuantificables, ya que cada persona percibe y siente totalmente diferente. Que una persona tenga una sensación o percepción de algo, lo podremos tomar como testimonio, pero nunca podremos tomarlo como prueba fehaciente de suceso por lo comentado anteriormente, no se puede medir ni cuantificar.
Los análisis deben realizarse aplicando la lógica y coherencia; con ello, en la mayoría de las ocasiones, bastaría para encontrar explicación al suceso. Pero si no fuese así, debemos realizar el análisis recurriendo a la máxima documentación científica que podamos acceder e ir descantando leyes.
Si llegado al punto que la comunidad científica no encontrara explicación para ese suceso, podríamos catalogarlo como paranormal. Pero ahí no acaba la cosa. La comunidad científica debería revisar y elaborar nuevas teorías que pudieran demostrar experimentalmente; debe poder explicarlo en un futuro.
Igual, esto, parece absurdo; si no tiene explicación, no la tiene. Pero la ciencia es curiosidad por lo que no tiene explicación. Si no fuese así aún seguiríamos siendo el centro del universo, en una tierra plana, con una esperanza de vida de 35 o 40 años, sin ordenadores, smartphones o internet. Que no se conozca explicación científica de algo no quiere decir que no exista. Lo que hoy es misterio, mañana será ciencia.
En resumidas cuentas, el mundo de los fenómenos paranormales es apasionante, pero realizar afirmaciones contundentes es más complicado de lo que parece. Por eso hay que desconfiar de esas realidades donde todo es “paranormal” porque, lo más seguro, es que carezca de lógica, coherencia y sentido común.
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