Para Infinity Investigación y Divulgación, La Mussara es el mejor ejemplo de pueblo misterioso que existe. En él convive su historia, sus leyendas, sus peculiaridades, sus sucesos, sus misterios de índole paranormal, ufológicos, sus verdades, sus mentiras y sus posverdades.
Para ponernos en contexto, hay que empezar a explicar qué es La Mussara. Se trata de un pueblo abandonado que se encuentra en la provincia de Tarragona, a 980 metros de altitud. Desde 1960 se encuentra deshabitado y, aunque no se sabe con exactitud del motivo de su abandono, se sospecha que una plaga de filoxera que atacó los viñedos, haciendo que sus vecinos decidieran trasladarse a poblaciones colindantes. Otro de los motivos podría ser la falta de comunicación después de la guerra civil -causa que se dio en muchos lugares donde la comunicación, la falta de corriente eléctrica, los víveres y un largo etc., diera lugar a que muchas personas se trasladaran a poblaciones con mejores condiciones.
Hoy por hoy, en La Mussara, podemos encontrar varias edificaciones en ruinas. Entre ellas, la iglesia de origen gótico de San Salvador, que conserva su campanario y parte de su cúpula. La peculiaridad más impactante de este pueblo es la niebla que suele hace acto de presencia sin previo aviso.
Su historia también está marcada por el General Isidre Pàmies i Bòrras más conocido como el Cercós, un General Carlista, en la cual su muerte en el pueblo es mezclada con una leyenda. En 1873 en plena tercera guerra carlista, el General Cercós fue herido de gravedad y refugiado en una de las casas de La Mussara propiedad de un carlista, ocultándolo así de los liberales que acechaban al General. Pocos días después, el general falleció y los carlistas lo ocultaron en una cueva cercana llamada “La Cova dels Carlins” (Cueva de los Carlistas). Pasados unos días y de forma oculta, le dieron sepultura en el cementerio del lugar.
La noticia no tardó en llegar a los liberales, los cuales hicieron acto de presencia en el pueblo con el fin de encontrar el cuerpo del General y asegurar su muerte. Para ello, se dirigieron al cementerio a desenterrar el cuerpo. Pero en ese preciso instante, la niebla hizo acto de presencia cayendo sobre los liberales y causando dificultades para ver. Los liberales, muertos de miedo, se apresuraron a desenterrar el cuerpo, pero su poca visibilidad hizo que se equivocaran de ataúd y desenterraron otro cuerpo perteneciente a una anciana que había fallecido pocos días antes y tenía fama de bruja en el pueblo (aquí viene la parte de la leyenda). Igualmente, los liberales, cogieron el cuerpo de la pobre anciana, la apoyaron en la entrada de la iglesia y, como si del mismo Cercós se tratara, se dispusieron a coger sus fusiles para «rematarla». En el momento en el que los soldados apuntaron con sus fusiles, la anciana abrió sus ojos y, con una voz potente, maldijo el pueblo y a sus habitantes.
Otra de las leyendas trata de una piedra que de pisarla te traslada a otra dimensión. Se trata de la “Pedra del Sis” (Pierda del Seis) y se supone que te traslada a la “Vila del Sis” (Villa del Seis). El nombre del Seis seria por la relación de este número con el diablo y la percepción de esa Villa sería de un pueblo idéntico, pero con la salvedad que el tiempo y el ambiente sería diferente, con unos tonos rojizos que emularían al infierno. Aunque existen algunas referencias de que esta piedra tiene una ubicación exacta (para ser más precisos, varias “ubicaciones exactas”), la realidad es que no existe una definición aclaratoria de cómo es esta piedra o algo que pueda diferenciarla de los cientos de piedras que podemos encontrar en La Mussara. Pero, aunque nosotros consideremos de que se trata de una leyenda, la “curiosidad mató al gato” (o no) y por ello, piedra que hemos visto, piedra que hemos pisado; y hoy en día, cada vez que visitamos La Mussara, no lo percibimos en tonos rojizos ni nuestra dimensión temporal, tal como la conocemos, se ha visto alterada.
Dese hace varias décadas también ha sido y es lugar de culto en lo que la ufología se refiere, varios han sido los avistamientos de objetos voladores no identificados, así como avistamientos de extrañas luces sobrevolando la pequeña población. Uno de los casos más extraños relacionados con este enclave es la desaparición de Enrique Martínez en la década de los 90, el cual acompañados con unos amigos se dirigieron a las cercanías de la Mussara a recoger setas. Enrique se encontraba acompañado con uno de esos amigos charlando, cuando su amigo se giró para seguir la conversación de repente vio que Enrique no estaba, lo buscaron por todos los lados, pero Enrique nunca apareció. Otra desaparición, pero con un desenlace más afortunado, fue el de un cabo del cercano cuartel de Castillejos. El cabo quiso disfrutar de una tarde de tranquilidad junto a su pareja y por ello se decidió a ir a La Mussara. En el cuartel se alarmaron cuando pasado varias horas no había ni rastro del cabo, por lo que se decidió hacer una batida para encontrarlo, cuando lo encontraron el cabo quedo sorprendido por el despliegue realizado por el cuartel para encontrarlo, ya que el cabo estaba convencido de que solo llevaba un par de horas fuera del cuartel y en realidad habían pasado más de 12 horas. ¿Desfase temporal? Por todo ello, junto a los testimonios de sucesos paranormales y registros de psicofonías, se le ha otorgado el título de “maldito” al pueblo de La Mussara.
Pero la realidad dista mucho de maldito. La Mussara, hoy en día, es un lugar muy concurrido por personas que disfrutan de la naturaleza, hacen deporte por sus senderos o, simplemente, se acercan a dar una vuelta por allí en busca de tranquilidad o disfrutar de sus vistas, tanto por el día como por la noche.
Lo que se refiere a la experiencia en La Mussara de Infinity Investigación y Divulgación dentro del misterio, ha sido la experimentación en TCI y registro de fenómenos anómalos. Aunque nosotros tenemos un especial “cariño” a este lugar por diferentes motivos, entendemos que la realización de estas experimentaciones conlleva una serie de complejidades que normalmente, ya sea por desconocimiento del lugar o por simple omisión, no se tienen en cuenta. Una de las cosas a tener en cuenta es que el silencio necesario para no tener contaminación acústica para la realización de experimentaciones en TCI es difícil de encontrar. Como hemos comentado anteriormente, es un lugar concurrido tanto de día como de noche; y que además se le añade el ruido que puede generar un refugio existente a escasos metros del pueblo. Otra de las circunstancias a tener en cuenta es el estado ruinoso de la iglesia. Las ondas sonoras que emitimos, al chocar con los restos de la cúpula que aun se mantienen, provoca la caída de arenilla que en ocasiones puede confundirse con un suceso anómalos. Y, por último, y no menos importante, la existencia de una torre de telecomunicaciones en las proximidades del pueblo es un hándicap importante del cuál sería necesario inhibirse a través de una jaula de Faraday. Aún así, los resultados hay que tenerlos en entredicho y tratarlos con toda la cautela posible, ya que podría ser que la inhibición de las interferencias de radiofrecuencia no ser del todo correcta. Por estas tres circunstancias, entre otras, se hace muy importante conocer el cuándo y el cómo experimentar en TCI y su riguroso análisis. Con todo esto no queremos decir que no se pueda obtener registros psicofónicos válidos. Nuestra experiencia nos dice que sí, porque llegamos a obtener un registro valido después de muchos meses de experimentación y riguroso análisis; pero dejando por el camino decenas de registros que entendimos como no válidos. Que un pueblo tenga la denominación de “maldito” no conlleva expresamente la obtención de registros positivos, al igual que otros lugares que no son “malditos” pueden ser más “propensos” a obtener registros positivos.
Esta obra, cuyos autorores son Isabel Pagán y Enrique Soler de Infinity Investigación y Divulgación, está bajo una licencia de Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional de Creative Commons.
Publicado el 13 de julio de 2016